En palabras de Oscar Wilde, “la tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”. Solo se habla en estos días de la crisis en el sector turístico y en especial en el transporte aéreo, yo prefiero en mi vida ser altruista que hedonista, porque el altruista tiene la inclinación a preocuparse del bien ajeno y dedicarle sacrificios y esfuerzos; en cambio, el hedonismo considera el placer como fin supremo de la vida.
En estas fechas tan especiales siento la necesidad de escribir y para escribir hay que tener dos cosas, algo que decir y decirlo. Frente a lo que nos pueda deparar este año recién estrenado sólo puedo pensar de forma altruista, porque creo que es la única que nos puede sacar de la crisis que estamos viviendo.
En estos momento se necesita gente con amplitud de miras, capaz de crear en lugar de destruir, hay que construir en momentos de depresión, da igual si es financiera y yo creo que es una depresión de falta de confianza, ya lo dijo Cervantes por boca del Quijote: “Sábete Sancho que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro.
Todos tenemos que hacer más que otro para paliar lo que estamos viviendo, no es fácil pero lo cierto es que existe un reparto tan malo en ésta comedia que es la vida y que tienen en general las compañías aéreas y el propio sector turístico. ¿Están los mejores en los puestos adecuados?, ¿podremos sacar del paro a los que por ceguera de sus directivos están hoy en el paro? Claro que sí, sin lugar a dudas. Yo, que constantemente hablo con amigos y menos amigos dentro del transporte aéreo, les pediría a los directores generales que escuchen más y dejen de escucharse ellos mismos.
Déjenme que en estas fechas les cuenta una historia.
Durante la evangelización en el lejano Japón, un misionero fue hecho prisionero por un grupo de samuráis.
-Si quieres continuar vivo, mañana tendrás que pisar la imagen de Cristo frente a todo el mundo, dijeron los guerreros.
El misionero se fue a dormir sin albergar dudas en su corazón; nunca cometería semejante sacrilegio y estaba preparado para el martirio. Despertó en mitad de la noche y, al levantarse de la cama, tropezó con un hombre que estaba durmiendo en el suelo. A punto estuvo de caer de espaldas de la sorpresa, ¡era Jesucristo en persona!
-Ahora que ya me has pisado en carne y hueso, ve ahí fuera y pisa mi imagen –dijo Jesús-. Porque luchar por una idea es mucho más importante que la vanidad de un sacrificio.
Luchemos pues, todos por una idea, que no debe ser otra que crear de nuevo y mejorar lo que ya teníamos y sobre todo decir fuertemente: “¡Quiero!”, esta palabra es poderosa, si la dice uno seriamente y con fuerza; las estrellas se desprenden del cielo al decir “yo quiero”.