Alguien dijo que todo hombre debe enfrentarse solo, a dos cosas: A sus propias creencias y a su propia muerte.
La familia, con nuestros Padres, esposas y personas queridas, debemos tratar de no hacer de nuestro amor un pegamento que liga, sino más bien un imán que primero atrae, pero que luego se gira y repele, para que aquellos a quienes atrae no empiecen a creer que necesitan estar pegados a nosotros para sobrevivir. Nada puede estar mas lejos de la verdad. Nada puede resultar más perjudicial para los demás.
Dejar que el amor lance, a vuesros seres queridos al mundo, y a experimentar por ellos mismos quienes son. Si hacemos esto habremos amado todos de verdad.
Ser cabeza de familia constituye un gran reto. Hay muchas preocupaciones. Ninguna de ellas preocupa a un “asceta”. Le llevan su pan y su agua, le dan la humilde estera en la que acostarse, y puede dedicar todas sus horas al rezo, a la meditación de lo divino. ¡Que fácil¡ ¡Que tarea tan sencilla¡ ¡Ah pero dale una esposa o esposo e hijos¡
¡Contempla lo divino en un bebé que hay que cambiar a las tres de la madrugada¡ ¡Contempla lo divino en una factura que hay que pagar a primeros de mes¡ ¡Reconoce la mano de Dios en la enfermedad que contrae tu esposa, en el trabajo que acabas de perder, en la fiebre de tu hijo, en el dolor de tus padres¡ ¡Ahora es cuando hablamos de la vida. Entonces es cuando llegas a la conclusión de que si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.
Si no somos capaces de poder examinar nuestra vida, no merece la pena vivirla
TOMAS CANO