En fin, peleando cada día con enemigos, frío, calor, falta de municiones, de aparejos en todas partes, daños nuevos, muertes a la continua, hasta hasta que vimos a los enemigos, nación belicosa, entera, armada y confiada en el sitio, en el favor de los bárbaros y turcos, vencida, rendida, sacada de su tierra y desposeída de sus casas y bienes; presos, , y atados hombres y mujeres; niños cautivos vendidos en almoneda o llevados a habitar a tierras lejos de la suya…. Victoria dudosa, y de sucesos tan peligrosos, que alguna vez se tuvo duda si éramos nosotros o los enemigos los que Dios quería castigar. DIEGO HURTADO DE MENDOZA GUERRA DE GRANADA