LA DUQUESA

Después de despegar por la tarde de La Carlota en Caracas me dirigí a Cap Haitien, para luego finalizar mi viaje de noche en Boca Ratón, Florida.
El avión era un Beechcraft, bimotor, que le llamaban La Duquesa, magnífica máquina con la que conviví esta aventura real.
El motor izquierdo me daba algún que otro pequeño dolor de cabeza durante todo el vuelo, pero para mí todo iba bien, estaba dentro de de parámetros.
Llegué a Cap Haitien, fue normal, reposté combustible, regresé de nuevo a mi avión, y partí hacia Boca Ratón, lo que me pasó después es que me metí en Boca “y perdí largamente el Ratón”. A medida que volaba con rumbo 350 hacia el norte sur de Florida empecé a encontrar las primeras nubes altas y como ” el cielo es el espacio de los dioses”; aquella tarde noche empezó a complicarse ya que el camino no iba a ser propicio, pues me esperaban unas nubes nada cariñosas, entre los pilotos, son los stratus, los cúmulos, cumulunimbus y en especial el nimbo-stratus, una nube horizontal que lleva la lluvia, el hielo y un largo etc.
Volaba sobre el Océano Atlántico a unos 3.000 metros de altura en una noche cerrada, cuando el motor izquierdo dejó de funcionar. De pronto todo empezó a fallar debido a la tormenta, el transponder, el radar, hasta que me quedé prácticamente volando con un solo equipo de radio, mi horizonte artificial y poco más. Me había adentrado en una tormenta perfecta, el ruido del agua y el hielo era ensordecedor. Con la única radio que me quedaba empecé a llamar en 121. 5 a Miami, por el canal de emergencias.
May Day, May Day, aquí YN8003N, repetía frenético, cuando mi alma ya no estaba en el cuerpo, me contestó Miami Control, le expliqué mi pobre y triste situación. Recuerdo aún hoy la primera pregunta que me hicieron, ¿Que problema tienes amigo?. Una vez les explico mi aventura de repente me indica el control que gire 90º grados a la derecha y les pregunto; ¿Oigan me mandan mar adentro?. Y su respuesta fue “Dont worry folk”. Pienso, ¡ que no me preocupe Dios mio¡. Estos no saben como estoy, me voy a matar, si esto es morir no es de mi agrado. De nuevo me llaman y me dicen que vire 180º grados con lo que invierto el curso del vuelo y pienso el doble de tiempo para encontrar algún sitio dónde refigiarme de esta que me esta cayendo. De nuevo se ponen en contacto conmigo y me dicen que ponga rumbo norte y a los dos minutos, me dicen ; ” I catch you”. Mi corazón baja por unos momentos de pulsaciones, porque los siento en el cuello.
De nuevo me llaman y me dicen que en 22 minutos tendré un avión a mi lado, yo no entiendo nada; ¿ Que era eso de de que iba a tener un avión a mi costado?. En fin esos minutos fueron eternos.
Como un reloj suizo a los 22 minutos el control me llama de nuevo y me dice:
¡Eh are you there?. Gracias a la fortuna sigo aquí y acto seguido me responden; ” No se preocupe todo irá bien”. El control me vuelve a llamar; ¿Has visto el avión”, me preguntan, a lo que empiezo a escudriñar la noche intentando ver algo, hasta que al paso de una nube me encuentro con mi salvador. Un avión de US COAST GUARD. Blanco, todavía hoy lo veo con una raya roja en el fuselaje, todas las luces encendidas. Los pilotos con cascos blancos y viseras verdes. ¿Cómo un avión AVRO redujo velocidad y se puso a volar a mi lado?. Me lo sigo preguntando, Rapidamente llamé a Miami, para decirles que por fin los veía, a lo que me contestaron. “Pase a frecuencia del avión”, así lo hice les llamé . Lo primero que me dijeron fue ¿Eh, como te va?. y yo contesté “sobreviviendo”. Y unas fantásticas palabras empezaron a devolverme la capacidad de creer que iba a salir de esta. “If you go into the water you will never wet your shoes”.
El trayectoduró tres horas entre una intensa tormenta, pero mi ángel de la guarda siguió a mi lado como si nada importara, más que salvar a una sola persona y el pobre avión, en el que iba. Pero yo pensé será tal vez porque se llama La Duquesa. Me dejaron en la costa de Florida, Cuando estuve volando sobre tierra me pasaron a Miami Center, y a base de diferentes vectores o rumbos, me dejaron en la aproximación ILS de Boca Ratón. Y nunca me sentí tan felíz de oir las palabras; “Clear to land, welcome”.
Siempre me he preguntado como serían las caras de aquellos cascos, con viseras verdes, que estuvieron conmigo tres horas, hasta que estuve a salvo. Pero lo que nunca he olvidado , no podré olvidar, es lo que me pasó, y como la profesionalidad y la humanidad que encontré aquella noche, sobre el Océano Atlántico. Al final se hizo realidad, para mi que Dios había dado órdenes a sus ángeles de protegerme en todos mis caminos.

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