Sus lastimosos gemidos no tenían fin. Y en medio de sus delirios se remitía una y otra vez al Oráculo. Ése era el lamento del macedonio Alejandro el Magno, el hombre de ojos bicolores y asimétricos, en el lecho de muerte.
En el transporte aéreo mis mensajes no deben ser claros porque no van dirigidos a los necios. Pero esta es la situación utilizando estas letras de inicio. Lo cierto es que el sector del transporte aéreo, en Europa y en especial en nuestro país, está en el lecho de muerte, al igual que el insigne Alejandro.
Spanair está en la crónica de una muerte anunciada, es una larga historia, pero sus dueños la repudiaron, en este caso SAS, han perdido el tren y van con un retraso de un año y medio con respecto a su competidora Vueling, que también fue repudiada por sus dueños y recogida por Clickair, o lo que es lo mismo, Iberia.
Cuando los catalanes empezaron a descubrir sus cartas y decidieron ir hacía la compra de Spanair, yo fui un defensor absoluto. Querían directivos extranjeros, porque eso para ellos era un sello de garantía, pero sólo hay sello, la garantía ha caducado, día a día se alejan más de una salvación que en estos momentos se me antoja imposible, espero equivocarme.
No se puede ir de ere en ere y tiro porque me toca, ahora se deshacen de más de catorce aviones… Mi pregunta es ¿Quién alienta estos planes de viabilidad?
Pero no solamente me preocupa de nuestro sector Spanair, me gustaría hacer una reflexión en voz alta, porque se ha escrito tanto y tan bien sobre la posible fusión de Iberia y British Airways, que me han sorprendido los medios de comunicación alabando a su presidente, aunque la frase que más me ha gustado ha sido la de Ryanair: “Dos borrachos que no se pueden tener en pie”. Genio y figura tienen los directivos de esta aerolínea, pero alguien se ha preguntado como puede una fusión entre pares tener éxito, no lo he visto en la vida, siempre tiene que haber una posición “dominante”. Y esa sin duda será la de British. Otra pérdida de identidad, aunque de funcionar, les recomiendo que esperen sentados, porque todo esto va para largo y no exento de sorpresas con la pérfida albión.