PILOTOS Y LA ROBOTICA

 
Los cuatro motores del AX-500-RC redujeron levemente su potencia para cumplir con exactitud la estimada sobre LATEK, punto de la aerovía coincidente con la frontera entre España y Francia, el cambio de ruido de los motores SST5B fue tan leve que ninguno de los 215 pasajeros pudo percibirlo, y es que estos motores híbridos generando su potencia con silicio y acumuladores eléctricos habían, sin duda, conseguido unos niveles de ruido y vibración espectacularmente bajos. La tripulación responsable de la seguridad a bordo, OSC, circulaba relajada por los espacios comunes de la aeronave, cuando un mensaje automático comenzó a oírse por el sistema PA, la magnifica voz del procesador AFCS80B, automatic flying control system, más masculina que otra cosa y casi humana, informaba de la posición de la aeronave, datos del vuelo, campo visual a cada lado, estimada a destino y algún dato más de interés para el pasajero; todo el mundo a bordo se manejaba relajado, algunos por las zonas de refrigerio, con televisión, cafeteras y maquinas de vending y otros leyendo prensa, libros o revistas a través del sistema de conexión satélite individual de cada asiento.
En fin, este podría ser un escenario posible en un futuro posible y que quizás llegue a suceder en algún próximo siglo, aunque las siglas AFCS80B, se deben a un desarrollo producido en el 2080, no son fruto más que de una mente a veces demasiado optimista como la mía.
Mientras esto llega a producirse, ojalá más pronto que tarde, lo que va y tiene que ir a los mandos de las aeronaves actuales son seres humanos, la humanidad actual y la siguiente generación no están todavía preparadas para estar tan relajadas en el escenario futurista descrito.
Estos seres humanos, están altamente entrenados y tecnológicamente más preparados que nunca en la historia, por eso, queridos ingenieros y responsables de este imperio de la tecnocracia , los humanos nunca pueden ni deben ser robots, ni tratados como robots, es más, mientras el sistema necesite la presencia de humanos en los mandos de las aeronaves, reconozca todo el mundo su necesidad presencial, pero no sólo de su parte técnica y robótica, sino también por ahora y lo siento por los tecnócratas, la necesidad de su parte humana. Porque no nos engañemos, no controlamos tanto, las maquinas no son tan perfectas, todo no está escrito y previsto, la atmósfera sigue siendo tan imprevisible como siempre, por mucho que nos empeñemos en transmitir a la sociedad que la aviación comercial es un mundo casi perfecto donde casi todo esta atado y controlado, nosotros al menos, los profesionales de este sector, sabemos la verdad, en esos casi mencionados antes, se encierran un montón de imperfecciones y cabos por atar que gracias a que todavía hay humanos en esta ecuación, se solucionan bastante bien y la imagen general exterior, es algo cercana a la seguridad que el sistema quiere transmitir.
No se preocupe nadie, es evidente que la guerra entre tecnocracia y humanidad, pinta mal para los mortales, de hecho, damos aquí por sentado que esa posibilidad será real, los humanos desaparecerán de los cockpits para alegría de tecnócratas, autoridades y empresarios de aviación, pero la situación actual nos necesita e incluso nuestro procesador humano es más útil que nunca. No podemos olvidar que estando técnicamente mejor preparados que nunca, muchos de los últimos incidentes o accidentes fueron o solucionables o evitables si el procesador humano hubiera estado más operativo o menos dañado, torres gemelas, A330 AF, Germanwings, LH Bio, etc..
Así que repasemos cosas importantes que este lado humano, necesario sin duda, requiere para gozar de la mejor posible salud y operatividad. Los humanos necesitan atmósferas de trabajo con una cierta libertad, márgenes razonables de movimientos entre las cifras para no disparar los warning del error cada dos por tres, necesitan reconocimiento material y psicológico de la complejidad de sus funciones y reconocimiento de su necesaria presencia en este ambiente, a pesar de ser uno de los entornos más hostiles para la vida y para la salud, luego también un reconocimiento del riesgo al que someten sus vidas y su salud.
Y claro, hay que repasar lo que lucha continuamente por deteriorar esta atmósfera de trabajo.
-Sin duda lo primero que se enfrenta a tope con todo esto es el argumento de la economía, todo tratamiento para mantener o mejorar todo lo dicho en el párrafo anterior, suele costar dinero, luego en este sentido la lucha es clara y continua y en esto coincidimos con casi todas las actividades laborales actuales realizadas por humanos.
-Las lecturas de parámetros continuos durante todo el vuelo es un instrumento espectacular para la seguridad, seguir mejorando y aprendiendo todos, pero nunca debería convertirse en un elemento de vigilancia con posibilidades punitivas, pues los humanos como comentaba, no son robots, ni las circunstancias tan concretas, necesitan márgenes y confianza.
-La incorporación a estos puestos de trabajo de personal con la experiencia mínima necesaria, límites estos rebajados por las autoridades, presionadas por los grandes operadores, hace necesario la implantación de procedimientos extremadamente rígidos y extensos, en un intento de compensar la disminución de seguridad que representa la casi ausencia de experiencia. Pero no olvidemos que esta rigidez en procedimientos SOP,s, buscando la máxima memorización de los protocolos, SOP,s y listas normales etc, ataca directamente a la capacidad o costumbre de pensar que la razón humana necesita para estar operativa. Es decir cuanto más roboticemos la operación menos presencia tendrá el procesador humano y menos entrenado estaremos en su uso.
-Los necesarios exámenes y chequeos antes y durante la profesión de pilotaje son únicos en cualquier actividad laboral humana, chequeos y revalidaciones continuas de los conocimientos y habilidades técnicas, asumiendo en muchos de ellos riesgos muy importantes sobre nuestra continuidad laboral, nuestra economía y nuestras familias. Compañeros que chequean a compañeros decidiendo si pueden o no seguir trabajando y ejerciendo su profesión, bastante inédito además de peligroso y aterrador humanamente. En este escenario de tecnocracia, es fácil entender, que en esta parte de evaluación continua, se haya instaurado la obsesión por la parte técnica más robotizada, números, conocimientos memorizados y limites numéricos a las habilidades de vuelo. Es decir poco que analizar del procesador humano, al que se le da tan poca importancia que provoca que en el lado de los evaluadores ni se computan datos personales, edad, experiencia, personalidad, fatiga, etc…ni se tienen en cuenta y por desgracia, ni se consideran los daños colaterales que pueden provocar en el lado humano de cada individuo. De hecho el sistema insiste en eliminar toda presencia de empatía en estos procesos de evaluación de los pilotos. Viene bien recordar a colación de esta última frase, la definición que un abogado en los juicios de Nuremberg dio para definir lo sucedido en los campos de exterminio, … el mal es la total ausencia de empatía.
Nadie pone en cuestión la necesidad de protocolos, listas y procedimientos y el necesario uso y estudio de los mismos hasta tener un dominio demostrable de los mismos. Pero que nadie se olvide tampoco del procesador humano que necesitamos presente en cientos de ocasiones en que las circunstancias no están cubiertas por los manuales o donde las habilidades de pilotaje manual siguen siendo necesarias, quizás no tanto como antaño, pero aún muy necesarias en muchas ocasiones, como tantos incidentes cercanos demuestran.
Luego a todos los implicados, tecnócratas, autoridades, operadores y pilotos con responsabilidades técnicas.¡¡Tengan paciencia !! y mientras se hace realidad el AX-500-RC, con sus magníficos robots de vuelo automático, cuiden y respeten a los humanos que están a los mandos de las aeronaves actuales, pues en sus habilidades técnicas y en sus decisiones procesadas ,como sólo la mente humana puede hacer, está, seguro, la posibilidad de minimizar o evitar muchos de los próximos eventos anormales que sufran nuestras aeronaves cargadas con nuestras familias.

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