Un ciego guiando a otro ciego

Soy ciego, pero no sordo. A causa de lo completo de mi infortunio me ví obligado a escuchar durante casi seis horas a un historiador autodidacta cuya versión de las guerras que los atenienses se complacen en llamar “persas” era un disparate tal que, si yo hubiera sido menos anciano y más privilegiado, me habría levantado de mi asiento para responderle y escandalizar a todos. Estas palabras son de Ciro Espitama, viejo y ciego embajador de los persas en Atenas.
Disculpen si las utilizo para contestar a las palabras de Ryanair sobre la fusión de Vueling y Clickair. Probablemente sean ciegos, pero no sordos, los directivos de estas compañías ¿Quién no está algo ciego en estos momentos en el transporte aéreo mundial ante el caos que tenemos?.
Estamos hartos en general en este país de escuchar los epítetos sarcásticos de los responsables de Ryanair. Parece que sólo ellos saben dónde están y hacía dónde van, pero para mí que sólo dan muestras de que les sobre prepotencia, adquirida gracias a sus resultados económicos, que son en gran parte resultado de la compra barata de su flota y su venta de activos al más alto precio, que de su política de precios comercial. Nosotros sonreímos a las manifestaciones de Ryanair con la punzante sonrisa de los ciegos.
En este negocio del transporte aéreo, uno siempre debe estar preparado. Estamos estudiando siempre cómo hacerlo mejor; por eso, estudiar sin pensar en lo que se ha aprendido es perfectamente inútil. Pensar sin haber aprendido es peligroso, y esto último es lo que suele hacer Ryanair.

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