RYANAIR SUSTENTO DE AENA
En mi opinión al Sr. O´Leary, le importa poco lo que pueda hacer la Administración Aeronáutica Española. Sabe que somos, desgraciadamente, en la actualidad un Pais inoperante y con poco peso. La estructura burocrática – y AESA no es una excepción – se ha alimentado a si misma convenientemente, creando legislación, reglas y procedimientos, suficientemente extensas y confusas como para no llegar a conclusiones claras y mucho menos a resoluciones y actuaciones rápidas y contundentes. El escenario ideal para que el Sr. Murphi pueda actuar.
En este asunto del combustible, que colea desde hace tiempo, ya deberían haber habido suficientes inspecciones antes, durante y al final de los vuelos como para pasar a la fase de Auditoría que posteriormente elevase desde AESA un informe a las Autoridades Europeas de Aviación para tomar acciones correctoras desde el País emisor del AOC de Ryanair.
Espero equivocarme, pero creo que la cuestión no pasará de algunas informaciones en la prensa del tipo: “podría sancionarse a ….” ó se crea Comisión para …” y de ese estilo. En fin, nada nuevo.
Entre medias, tendremos algún que otro susto más y pilotos, pasajeros y controladores estarán al borde del accidente una vez más …., y lo dejo aquí, porque con la Seguridad no se debe especular, ni siquiera escribiendo.
Al Sr. O´Leary lo que realmente le preocupa es el SEPLA y las acciones conjuntas con otros Sindicatos y Agrupaciones Profesionales de pilotos en Europa. Y hará bien en preocuparse porque podría despertarse el sentimiento de Orgullo profesional de Aviador entre su plantilla de pilotos.
Estoy seguro de que los pilotos de Ryanair, no son distintos de los demás y no se sentirán a gusto ahí arriba volando en condiciones marginales de combustible poniendo a sus pasajeros y a ellos mismos, en peligro latente y de forma continuada.
Desgraciadamente, los directivos de las Compañías Aéreas hace ya mucho tiempo que se dieron cuenta de que entre los Aviadores existía un pequeño (ahora es más grande) grupo de pilotos que estaban dispuestos a vender a su Profesión, a sus compañeros y a su propia madre por “jugar a directivos” de la mano de sus directivos.
No hay que generalizar, pero normalmente el piloto que aconseja y/o actúa basándose en los principios de su Profesión de Aviador y en su experiencia, es tachado rápidamente, de “peligroso elemento” y por contra aquél que practica el “si señor” es aupado a los altares aunque sea el más inútil.
Este trabajo sucio, no lo hacen los directivos, lo hacen directamente los propios pilotos con cargo en las direcciones de OPS.
Por tanto, un tirón de orejas al Dtor de Ops de Ryanair, no estaría de más.
Otra cuestión que debería preocupar a O´Leary, debería ser el asunto de las subvenciones. Digo que debería preocuparle, no que le preocupe, porque me da la impresión que el que tiene el control es el y no la Administración Española de la mano de la iniciativa privada, y si esto es así …, entonces creo que tenemos un problema añadido y es que AENA está “cogida por las orejas” por su cliente Ryanair.
¡Qué pena para un País como el nuestro que es una potencia turística!
Por contra, si en España se quiere salir con una nueva Empresa Aérea, en vez de ayudas o agilidad en los trámites te encuentras con todo lo contrario. Más de un año para conseguir un AOC y eso haciendo las cosas bien. ¡Es de locos!
La conclusión que la Aviación, ha cambiado a peor. Han “pescado” en este negocio los más listos y la incompetencia y a veces hasta la corrupción conforman ahora un negocio en el que no priman los antiguos valores que hacían que una Compañía de Aviación tratase de diferenciarse de la competencia, por su seguridad, las cualidades profesionales de sus tripulaciones, su servicio …., en definitiva aquel precioso sentimiento de orgullo de “MARCA”.
¿Qué sentimiento tendrán el Sr. O´Leary y sus “mariachis” respecto a su marca Ryanair?
En fin, se puede volar con bajos costes y alta productividad – y probablemente hay que hacerlo – pero LA SEGURIDAD NO ES NEGOCIABLE.
Esperemos que el Sr O´Leary, sus directivos y las Autoridades se den cuenta de que este concepto no se diluye con el tiempo ni con las trampas, sino que puede pasar factura si no se le respeta. Siempre ha sido así.