LOS TRAJES
Cuando creíamos que éramos alguien, utilizábamos trajes y corbatas, con nombres italianos, caminábamos derechos, con la cabeza altiva mirando al mundo de frente y con las manos o puños cerrados. La vanidad viajaba encorsetada en nuestro traje hecho a mano o pret a porter.
Hoy nos encontramos en actos sociales, o simplemente en restaurantes, la calle, o la iglesia llevamos en la mayoría de los casos, los mismos trajes que llevábamos veinte , quince o diez años atrás, ya no realzan nuestros cuerpos llenos, de vanidad, de juventud ,de ilusión de fuerza de espíritu, de sacrificio. Las chaquetas nos vienen anchas, la sisa se ha perdido, andamos encorvados, nuestra chaqueta, nos queda torcida, nuestras manos no están cerradas sino abiertas. Intentamos ignorar nuestra propia decadencia, llevarla dignamente, pero nuestros trajes nos traicionan, son los mismos, pero nosotros ya no somos los mismos.
TOMAS CANO