Como todo el mundo conoce la discriminación racial, de una forma o de otra la llegamos a percibir un día sí y otro también. A veces es extraordinario ver como compañías aéreas y sus empleados afrontan esta situación con dignidad y, porque no decirlo, hasta diría yo que con cierto grado de humor.
En un vuelo de British Airways, desde Johannesburgo, una señora que frisaba la cincuentena, de origen sudafricano pero blanca, se encontró sentada junto a un hombre de color. La señora en cuestión llamó a la tripulante de cabina para quejarse de su disgusto. ¿Cuál es el problema señora?, le preguntó la auxiliar; ¿No lo ve usted? Me han sentado al lado de un kaffir y yo no puedo estar sentada al lado de una persona así, me disgusta esta situación.
La experimentada auxiliar de vuelo le replicó “cálmese señora, el vuelo esta lleno hoy, pero le voy a decir lo que voy a hacer, voy a comprobar si quedan asientos disponibles en Club o Primera Clase”.
A los pocos minutos la auxiliar regresó de nuevo con buenas noticias, no había espacio en Club, pero en cambio quedaban disponibles algunos asientos en Primera Clase, ante lo cual la señora miró a los demás pasajeros de alrededor con gran altivez y satisfacción.
Antes de que la pasajera tuviera oportunidad de decir algo, la auxiliar le dijo: “Es muy extraordinario hacer estos tipos de ‘Upgrade’, he tenido que pedir permiso al comandante pero, dadas las circunstancias, el comandante no podía consentir que una pasajera volara forzada junto a una persona que le repele y disgusta; dicho lo cual, la azafata se dirigió al hombre de color y le dijo: “Si es usted tan amable de recoger sus objetos personales, señor, tengo un asiento nuevo para usted en Primera Clase.
En ese momento, todos los pasajeros que habían vivido aquél lamentable suceso, empezaron a aplaudir, mientras el caballero afro se dirigía hacia la parte de delante del avión.