La crisis

Escuché hace unos días esta conversación: ¿tú eres un agente de inversiones? Sí, lo soy. Entiendo que tienes tu dedo sobre el pulso financiero. Sí, en gran medida, le respondía el otro. ¿Qué ha causado todo esto? Bueno, el mercado financiero está dirigido por sentimientos. ¿Qué significa? Todo va normalmente y, de repente, una de esas personas sofisticadas y que tiene el pulso del mercado dice: ¡Oh, Dios mío!, lo hemos perdido todo. ¿Qué hacemos ahora? Salto por la ventana o saltamos todos, y empieza a decir: vender, vender. Algunos días después, la misma persona dice que todo va bien, somos ricos y empieza frenéticamente a decir: comprar, comprar.
En fin, eso es lo que se llama sentimiento del mercado. Esa es la clase de  análisis riguroso que se hace en la economía. Igual pasa en el transporte aéreo. Nosotros también tenemos esos expertos que tienen su dedo pulsando el mercado aéreo y esta historia que les voy a contar es una muestra de ello.
Un comandante hablaba desde el ‘cockpit’ a sus pasajeros y esto es lo que escuché.
Buenos días, señores pasajeros. Les habla el Comandante. Les doy mi más cordial bienvenida a bordo en nombre de Nigerian Airways. Lamentamos el retraso de cuatro días en poder despegar. La causa ha sido el mal tiempo y el exceso de horas acumuladas por la tripulación. Este es el vuelo 126 a Lagos. El aterrizaje en Lagos no esta garantizado, pero seguro que terminaremos en algún lugar al sur de Africa.
Si la suerte esta a nuestro favor, a lo mejor incluso aterrizamos en su pueblo. Nigerian Airways tiene un excelente récord en seguridad. Es tan alto que hasta los terroristas tienen miedo de volar con nosotros. Con gran placer les comunico que desde el inicio de este año más del 50 por ciento de nuestros pasajeros han llegado a su destino.
Si los motores de nuestro avión hacen mucho ruido, a petición  de nuestros pasajeros, podemos pararlos para su confort. Para nuestros pasajeros no muy religiosos, somos la única compañía que puede ayudarles a encontrarse con Dios.
Por último tengan la amabilidad de mantener el respaldo de su asiento en posición vertical y abróchense el cinturón. Para aquéllos que no encuentren el cinturón de seguridad, les sugerimos se aten al brazo del asiento con su propio cinturón del pantalón y para aquellos que no puedan encontrar su asiento pónganse en contacto con la auxiliar de vuelo, que amablemente les explicará como atarse uno mismo a su maleta.
Así veo yo las cosas ante la crisis: que los hombres que tienen el dedo en el pulso de la economía nos han abocado a ella.

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