Ni un desempleado más

He leído la noticia sobre la fusión de Clickair y Vueling, en la que con gran satisfacción para los directivos de ambas y sus Consejos se habla de “largar lastre”, ya saben, lo de soltar algo que te sobra, que te molesta o que simplemente te incomoda. En este caso se trata de sólo cien personas, entre tripulantes de cabina y pilotos, y si a eso le sumamos el “lastre” que ya ha soltado Vueling nos da  un número importante de personas. Perdonen que les diga, pero los directivos de algunas compañías aéreas actuales no entienden ni de “código de lealtad” ni idea del progreso.
Todo esto lo están haciendo bajo el visto bueno de la CNMV, de Iberia y del Estado y con la única intención de adelantarse a la operación en Cataluña; en pocas palabras, soltamos el lastre que suponen trescientos trabajadores si con ello podemos cargarnos el proyecto Spanair que tiene dos mil personas o más.
Esto que están haciendo estas dos compañías, ¿creen ustedes que está ligado al progreso? Yo creo que no. Ni tan siquiera a la lealtad con sus empleados, porque hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca.
Estamos jugando con personas, dejémonos de historias. Para esas personas “recesión” es cuando su vecino pierde el trabajo; “depresión” es cuando lo pierdes tú.
Mientras todo esto ocurre, por suerte otras compañías aéreas más importantes no están dispuestas, en este caso de tempestad, a abandonar la nave. Si no pueden calmar los vientos, pagan tarde sus salarios pero mantienen a su personal, porque lo necesitan y son leales al compromiso adquirido con ellos.
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El valor de un acto

He perdido la esperanza de enseñar nada a nadie, y menos a mi mismo. Es posible que mis palabras puedan molestar a alguien, pero he llegado a una edad en que como los viejos árboles, empiezo ya a morir por la copa.
Me refiero a todo lo que he podido leer en estos días sobre la compra de Spanair. Y si bien es cierto que me ha sorprendido, como a muchos, la aventura de los empresarios catalanes, no por ello me han dejado de sorprender algunas de las reacciones posteriores, sobre las que modestamente tengo una opinión contraria.
Manifestar que no se pueden comprar empresas con caudales públicos o bien apoyos semi públicos, en especial por parte del presidente de Iberia, me parece pura demagogia. Creo que Iberia tiene entre su accionariado a Caja Madrid, con vínculos políticos muy importantes. Si ese es el caso por qué la Caixa no debe apoyar a los empresarios catalanes para quedarse y sostener a la segunda compañía aérea española. Qué fácil es decir que el mercado debe regularse por sí mismo, qué importan al fin y al cabo los empleados de Spanair, que no son pocos.
Siempre he creído y de hecho lo sigo creyendo que el empresariado catalán no ha tenido ni tiene visión aeronáutica. Pero el valor de este acto debemos juzgarlo por su oportunidad. Además del hecho constatado de que los catalanes quieren tener su propia empresa aérea, yo añadiría que aunque el orgullo no es una virtud, puede ser el padre de muchas virtudes.
En este caso concreto recurren al tema circunstancias especiales, por lo que el hecho debe ser más rápido que el pensamiento. La acción para mí es lo único que tiene valor. En este caso los individuos que compran lo hacen por tres únicas razones: por honor, por dinero, por orgullo. Si con eso salvamos a una de nuestras más importantes compañías aéreas de este país yo soy de los que piensan que por una buena causa, el orgullo se convierte en virtud.

Sorry about that

Parece ser que a los de la Península Ibérica nos ha pillado por sorpresa la entrada de la compañía Qantas en el entramado de las fusiones y que pueda entorpecer las negociaciones entre British Airways e Iberia. Según el Financial Times, Fernando Conte ha recibido la noticia con irritación y enfado.
Por decirlo de manera escueta, a los pocos días de ocupar la posición de Chief Executive Officer en la australiana Qantas, Alan Joyce se ha metido en una transacción complicada pero, al fin y al cabo, una “fusión entre iguales”, como dicen los ingleses.
Pero lo obvio es simplemente obvio. A parte de la estructura de dos grandes del sector aéreo mundial, no por ello dejan de ser hermanos. Que puede uno decirle a Fernando Conte que no sepa, pues que el ingles en general es cortés y amable y de una artera hipocresía, le puedo sugerir respetuosamente que lea las aventuras del famoso pirata Henry Morgan, pero si le puedo manifestar después de trabajar muchos años con ellos, que cuando dicen “Sorry about that”, es cuando realmente estas jodido.

Es duro el invierno en que un lobo se come a otro

“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”, Albert Einstein. Algunos camuflados con piel de cordero y otros sin ella, el transporte aéreo no es más que un mundo despiadado de lobos hambrientos, que tienen que hacer frente a un fenomenal número de efectos exógenos que les hace la vida en algunos momentos muy difícil, llevándolas al cierre. Pero que no se engañe nadie detrás de cada pieza que cae no solo esta la gestión, también están los lobos esteparios que ayudan a la muerte irreversible, ante la mirada impasible de los demás carroñeros.
El lobo es un gran animal, al que tengo respeto pero el ser humano es capaz de comportarse como él, añadiéndole traiciones, conspiraciones y un largo etc.¿Quien ganará esta batalla? La manada más grande, la que escondida tras grandes siglas como Skyteam, Oneworld, Star Alliance, callados, agazapados en la oscuridad esperan a la presa fácil.
Las compañías de influencia política en cada país como Iberia, Lufhansa, Klm, Air France, por solo nombrar algunas, tienen en su accionariado bancos o en su caso poderes políticos suficientes para mantenerlos con su supremacía aérea.
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Iberia, Clickair, Vueling, Spanair

Es tanta la información que podemos leer diariamente en los medios de comunicación sobre estas cuatro compañías, que llega uno a tener lo que los fisiólogos llaman ‘ceguera psíquica’.
No es más que el estado en que un sujeto ve sin comprender. Pero algo después, adaptado ya al ambiente, empieza a ver claro y se pone a observar.
La segmentación del negocio aéreo pasa en estos momentos por la extraordinaria intrepidez del sector. Iberia, para ser una compañía principal, debe ser cada día mayor y obtener una posición predominante y global, o lo que es lo mismo, a nivel mundial, cualquier acercamiento para la absorción de Clickair y Vueling no hace más que fortalecerla.
Si a todo ello unimos Spanair, se podría llegar a un monopolio que no favorecería al consumidor, y lo más probable es que Competencia no le permita estar o jugar a dos bandas: por un lado Vueling y por otro Spanair. Tendrá que ser una cosa u otra.
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