El Evangelio de Navidad

El termino Evangelio forma parte del lenguaje de los emperadores romanos, que se consideraban los dueños del mundo, sus salvadores y libertadores, por lo tanto, en la antigüedad las proclamas del emperador se consideraban evangelios.
Por lo que no siendo yo, ni pretendiendo serlo, un emperador ni nada que se le parezca, voy a hacer una proclama en Navidad, para felicitar especialmente a mis enemigos.
Por todos es sabido, que no tiene merito amar a los que te aman o a tus propios amigos. El secreto esta en amar a los enemigos, difícil tarea esta que nos dejo Cristo.
Hispania, Air Europa, Oasis, Centennial, Air Madrid, Airclass, a tantos he conocido en todas y cada una de ellas, que le dedico esta proclama al sector aéreo, a todos aquellos que me han odiado y me siguen odiando. Todavía recuerdo cuando le preguntaba a mi madre ¿es el destino tan duro mamá? y me respondía: “Duérmete, hijo mío”.
Se me ha humillado en mi vida privada. He caído en la desgracia y no por culpa mía, sino por las maquinaciones de los demás y a veces a mi propia indiferencia.
Me gusta saborear el lenguaje que es preciso, duro y cruel, porque odio el sentimentalismo, las manifestaciones de emoción; odio todo lo que sea representación, fingimiento. Odio la autocomplacencia, y esa emoción en la que el ojo no llora, sino que observa el efecto de las lágrimas en aquellos que lo miran, en especial en Navidad.
Felicidades, pues, a todos, a los amigos de ocasión, a los amigos que se truecan en enemigos, a los amigos compañeros de mesa, pero que no te son fieles cuando estas en apuros. Para aquellos que cuando he sido humillado, evitan tu mirada. Aunque se dice que te apartes de tus enemigos y seas cauto con tus amigos, no puedo olvidar los que en este sector aéreo se dedican a destruir, en lugar de crear.
Pero a pesar de todo cuanto digo, no sólo lo hago o lo digo por mi propia experiencia, sino por todos los que han sufrido en sus propias carnes las iras de sus enemigos, que son tantos, que ya no puedo contarlos, me es más fácil contar los pocos cabellos que me quedan.
A todos, pues, felicidades, a los amigos qué más decirles, pero a los enemigos les diría por último que creo que el hombre es un animal indigente, de carencias , de verdad , de amor, de belleza y armonía.

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